top of page

La hipocresía del que decidió seguir a Cristo

  • Estefanía
  • 25 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

" Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó" (Lucas 15:20 NVI).

¿Te ha pasado que cuando escuchas el término "cristiano" lo primero en lo que te fijas es cómo es la persona? Yo sí.

Eso nos ha pasado yo creo que a la mayoría de las personas porque inconscientemente asociamos éste término con la perfección, y de cierta manera es correcto éste pensar, y te voy a dar una cita bíblica en en Filipenses 1:6 que habla sobre la perfección que hace Dios en la vida del hombre que decidió seguirlo, y esta perfección dice que no es estática sino que está en constante renovación hasta que Jesús regrese por segunda vez a la tierra.

Ciertamente estamos viviendo en la carne, en un cuerpo corrompible, pero para el espíritu de aquél que quiere vivir conforme a los parámetros del que ha llamado Padre es una lucha constante, pues ha decidido morir a él mismo y sus pasiones para vivir bajo la voluntad de Dios, entonces empieza la verdadera lucha entre lo que antes éramos y lo que ahora somos en Cristo.

El apóstol Pablo habla sobre ésto en Romanos 7:15-25 y dice: ¡Miserable de mí, porque lo que no quiero hacer eso hago!; pero al mismo tiempo le da gracias a Dios por mandar a su hijo Jesucristo a morir por él.

Así que esto nos muestra la lucha constante del Cristiano por vivir bajo los parámetros de un Dios que es ordenado y santo, pero también misericordioso porque entiende lo que sientes y entiende que eres hombre pues Él también lo fué, y fué tentado, pero ÉL sin pecado.

Ahora, no con esto estamos permitidos a hacer lo malo justificando la condición del hombre y la pelea constante, pues quien verdaderamente ha sido levantado de los muertos no se deleita más en hacer lo malo, sino que se arrepiente luchando por no volver a hacerlo mas.

Pero, ahí te va otra cosa, NO TE CANSES TANTO, porque en tus fuerzas no vas a poder dejar lo que quieres dejar, tienes que rendirte a los brazos de Dios para que Él haga su buena obra en ti; es más fácil llevar su yugo que llevar el nuestro.

Si eres un cristiano "hipócrita" y te has ido lejos, tu Padre te recibe con los brazos abiertos, como el padre de aquél hijo que fué mal agradecido y pidió toda su herencia para gastarla en deleites y cosas vanas, pero que con el tiempo viéndose sólo y sin nada, se arrepintió y decidió regresar a la casa de su padre para pedirle trabajar como uno más, más su padre viéndolo desde lejos salió a su encuentro, lo abrazó, lo besó y le hizo una fiesta a su hijo porque estaba muerto mas había vuelto a vivir.

La gracia sobre abunda en nuestros tiempos, así que Dios te perdona si vas a ÉL rendido de corazón a pedir perdón por las cosas que hiciste que no le agradaban a Él, pero recuerda lo que Jesús le dijo a la mujer samaritana "Nadie te condena, ni yo te condeno, vete y no peques más" y algo parecido le dijo al paralítico de Betesda, pero le añadió lo siguiente: No peques más, para que no te venga algo peor, pues Jesús sabe que las consecuencias del pecado son graves. ¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él? Romanos 6:1-2 NVI.



 
 
 

Comentarios


bottom of page