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Incertidumbre

  • Estefanía
  • 19 abr 2019
  • 1 Min. de lectura

En la incertidumbre encontramos un temor carcelario que difícilmente quiere irse y en esos momentos no puedo dejar de pensar en los planes de bien y esperanza que Dios tiene para mí (Jeremías 29:11); y aunque la lógica y la razón me hablan no me gusta escucharlas porque, ¿cuándo el amor de Dios y sus promesas han tenido lógica?, me encanta lo sobre natural que rodea al que le ha creído a Dios, porque años en este camino me han enseñado que creer en Dios no es suficiente, y que ser amigo de Dios es el todo del hombre.

Cuando el futuro nos abruma como si fuera una pared que ni en sueños podríamos saltar, es el momento perfecto para ver cara a cara a Dios, quien nos satisface con su paz inexplicable (Filipenses 4:7).

Muchas veces sólo tenemos que estar quietos y callar para poder escuchar a Dios y verlo actuar (Salmos 46:10), escuchar su guía, rendirnos y dejarnos llevar hacia su voluntad buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2) eso se llama fe.

Y cundo no hay fe o nos hemos ido lejos y en la vida es muy de noche, en nuestras tinieblas Jesús es nuestra luz, la oscuridad nunca va a prevalecer contra Él (Juan 1:5). Las respuestas del futuro en incertidumbre sólo las tiene Jesús (Lucas 12:17).

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