La sonrisa de Lizbeth
- Lizbeth
- 15 nov 2017
- 2 Min. de lectura
Hace un tiempo conocí a Lizbeth en un café de mi ciudad y su testimonio me conmovió demasiado porque pude ver la sonrisa de una mujer que había sido transformada por el Espíritu Santo y me gustaría que conocieras su testimonio. Ella nos lo comparte hoy.
= En el mundo DIOS ha concebido muchos milagros, pero para mí el más grande (hasta el momento) es que haya salvado a mi padre de un cáncer de vesícula en etapa terminal, el doctor nos había dado 6 meses de vida.
Durante más de 4 meses mi padre tuvo síntomas de fiebres mayores a los 45°C, taquicardia, dolores de cabeza y dolores muy intensos en el estómago; esto nos preocupaba mucho porque ya había tenido un infarto, es diabético y ya es grande.
Durante dos meses se le estuvieron haciendo estudios y no sabían lo que tenía, lo metieron a quirófano y fue cuando nos dijeron que tenía metástasis y nos aproximaban 6 meses de vida.
Nosotros simplemente nos movimos para no quedarnos sólo con esa opinión médica. Tuvimos que cambiarlo de clínica hasta que el doctor que nos recomendaron lo operó.
Cuando ingresó por segunda vez al quirófano nos dijeron que la vesícula ya se había reventado, que ya tenía más de dos meses reventada, el estómago ya tenía pus, que era un milagro que haya sobrevivido.
Después de la operación mi papá está muy bien, se hicieron análisis para descartar el cáncer y pues la metástasis desapareció. Gracias a Dios mi papá está perfectamente bien.
Esto es sólo uno de los millones de milagros que nuestro grandísimo Señor nos muestra, su inmensa gloria y amor por nosotros, el no busca perfección.
Sólo confía en Él, entrégate y permítete amar, nadie es más grande que Él. Yo no creía en Él, pero después de éste inmenso milagro en mi vida no cabe duda de que mi vida está entregada a Él. =
Le pedía a Lizbeth que pudiera compartir aquí lo que Dios había hecho en su vida y encantada lo hizo, porque me impactó de veras algo que ella dijo: "yo era la más atea del mundo pero ahora creo" "no se que es, sólo se que soy diferente y que nunca más volveré a ser igual", lo decía mientras sonría.
Y quizás en estos momentos no puedas ver un milagro de Dios tan grande como el que hizo con Liz, pero Dios obra en las personas de diferentes maneras, aún le place que veamos sus maravillosas obras, pero la más grande de todas es la muerte y resurrección de Jesús en la cruz, el cual nos amó y se entregó a sí mismo para darnos vida eterna (Efesios 5:2) y para que pudiéramos disfrutar de las maravillas como la que hizo con Lizbeth.

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